Autoras:
Myriam Navas, Coordinadora del MCA
Renata Arcos, Comunicadora del MCA
Museo del Carmen Alto
Fundación Museos de la Ciudad

El año 2020 quedará grabado en la memoria de las próximas generaciones como un antes y un después que, tras el surgimiento de un virus, transformó las relaciones sociales, políticas, economías y culturales de las sociedades hegemónicas y periféricas del mundo.

El embate de la pandemia del COVID-19 ha significado un gran desafío para los museos, que nos ha hecho re pensar en cómo aportar a la sociedad en crisis, desde la educación no formal, la memoria, la identidad y el patrimonio.

La crisis no solo provocó la cancelación de la programación planificada, sino que obligó a reorientarla. A inicios del 2020, la idea de un museo digital y con una agenda virtual, resultaba casi impensable; debido a que, hasta febrero del mismo año, el sector cultural – artístico, seguía funcionando bajo la dinámica presencial. A partir del mes de marzo, la crisis sanitaria provocó cambios radicales en las actividades de los museos y espacios culturales surgiendo la necesidad de trabajar en productos virtuales, con el fin de seguir interactuando con nuestros públicos y de crear nuevas comunidades de usuarios.

Desde siempre, las exposiciones tradicionales de los museos se limitaban únicamente a convocar al público a las salas de exhibición para contemplar las colecciones (EVE, 2020). La suspensión de las actividades presenciales hizo que los equipos de los museos entren en una crisis momentánea a la hora de convertir su oferta presencial en virtual. Para el Museo del Carmen Alto la situación no fue diferente a la de los demás espacios culturales, romper con la rutina fue un desafío; dado que el mundo virtual cambia aceleradamente y no tiene pausa.

La aplicación de TIC’s (Tecnologías para la Información y la Comunicación), dentro de un Museo y espacios culturales, ofrece al usuario la posibilidad de vivir distintas experiencias, desde lo audiovisual, hasta la intervención en redes sociales y aplicativos. La pandemia sacó a relucir la necesidad de implementar     las TIC’s en el Museo del Carmen Alto, ya que el espacio no contaba con una oferta virtual, y mucho menos con un equipo tecnológicamente preparado; hasta que el inicio de la crisis sanitaria, obligó a los equipos técnicos a repensar su trabajo.

Desaprender es la palabra clave en este proceso, al MCA le tocó empezar desde cero en cuanto a la producción de contenidos virtuales. Básicamente, el camino se demarcó como aquella canción de Adrián Berra, que dice: “Desaprender lo que creo haber aprendido, vaciar de agua el bote, para que salga a flote, las leyes han cambiado, el viento sopla de otro lado, y uno crece, o eso intenta, el que no busca no se mueve, el que se queda se avejenta”. Un equipo constituido por 15 personas tuvo que buscar otras posibilidades, para mantener vivo al Museo y ofrecer a nuestros públicos cautivos y a una nueva comunidad que estaba por conformarse, nuevas formas de entender y relacionarse con el patrimonio cultural, a través de la virtualidad.

La realidad es que también existen otras opciones para ser visto durante esta crisis, si disponemos de una visión que vaya un poco más allá. Ha habido cierta presión para que los museos realicen cambios críticos durante algún tiempo y, aunque es paradójico, el COVID-19 podría ser el resorte necesario para impulsar esos cambios. Si los museos asumen la postura de «sentémonos y veamos qué sucede», sentarse y ver qué sucede, es mucho menos probable que emerjan como identidades evolucionadas, sanas y flexibles necesarias para continuar sus roles como preservadores del conocimiento y transmisores de comunicación en el post-mundo epidémico (EVE, 2020).

La pandemia significó una oportunidad para repensar el museo y sus contenidos, esto hizo que buscáramos la posibilidad de crear y fortalecer una comunidad virtual y una presencial. Hoy por hoy, las propuestas del Carmen Alto, se enmarcan en los ejes temáticos del museo, tienen una línea gráfica definida y están siendo puestas en marcha con el objetivo de crear una experiencia virtual, a través de las colecciones y los contenidos que engloban al espacio.

La ubicuidad del museo implica tenerlo al alcance de nuestras manos (o dedos, con el celular) o en nuestras casas. Los recorridos ya no se limitan al espacio físico, porque estos dispositivos que ingresan naturalmente a los museos (o no), nos permiten estar conectados en cualquier momento y en cualquier lugar. Ya no hay UN lugar, hay varios lugares. Y ya no hay UN SOLO visitante porque, en realidad, y apelando a nuestra capacidad de productores, nosotros mismos reelaboramos nuestro recorrido y lo compartimos, en tiempo real, a través de las redes sociales, con nuestros comentarios, fotos, opiniones, etcétera (Lippenholtz, 2019).

La virtualidad en el área cultural, debe ir más allá de las estadísticas, no basta con tener un gran número de seguidores e interacciones; si las propuestas no generan discusión, no son compartidas por los usuarios, si estas propuestas no acompañan a la comunidad en tiempos de crisis; la creación de nuevos contenidos habrá sido en vano; el usuario debe ser abrazado por el patrimonio, debe sentir que es parte de algo más que su nueva cotidianidad marcada por la incertidumbre y el constante miedo al contagio.

El Museo del Carmen Alto inició en este camino con muy pocos seguidores, los mismos que no interactuaban con las redes de forma permanente, aún estamos en un proceso de renovación y generación de una propuesta cultural para todas nuestras comunidades; sin embargo, nos enorgullecemos al ver que diariamente nuestras redes captan seguidores y que generamos nuevas reacciones a través de la colección del museo.

Es importante señalar que es esta misma virtualidad la que nos vuelve accesibles, entendemos el término accesible como la capacidad para ingresar o tener al alcance algo en cualquier momento. Nuestras cuentas en Facebook e Instagram, convirtieron en algo más que simples redes informativas, asumen el papel de bibliotecas virtuales, al posibilitar que los videos, transmisiones en vivo, talleres y productos, queden almacenados en las mismas; para que nuestros usuarios puedan acceder a estos contenidos en cualquier momento y desde varios dispositivos.

Cabe mencionar los proyectos que nacieron a partir de la pandemia y que han sido vitales para que nuestras redes capten seguidores y formen conexiones virtuales; uno de ellos es ‘Reservas en Red’, este es un proyecto coordinado a través del área de Gestión de Colecciones del MCA, mediante el cual se realizan conexiones con otras entidades culturales que también tienen reservas artísticas y bienes patrimoniales similares, para dar a conocer los detalles de sus obras y establecer similitudes o diferencias. Actualmente estamos próximos a estrenar su tercer capítulo; así también incursionamos en la sección de Reels de Instagram, siendo uno de los primeros espacios museales de la comunidad quiteña en utilizar esta herramienta, como un medio para promocionar nuestras exposiciones; no podemos dejar de referirnos al encuentro ‘Una mirada fotográfica del MCA: re significación y participación femenina’, el cual tuvo por objetivo generar diálogos en torno al enfoque de género en el museo, fomentando la re significación del espacio, a través de un proceso participativo para la construcción de nuevos imaginarios y apropiación de museo. El encuentro nos permitió ampliar el alcance de nuestras redes sociales, en especial de Instagram, debido a que los resultados del mismo fueron compartidos mediante esta red y pudimos visibilizar la importancia que tiene generar conexiones en el mundo virtual.

Durante la pandemia inauguramos tres exposiciones presenciales. La particularidad de las mismas, es que estuvieron acompañadas por propuestas virtuales, que funcionaron como un medio promocional; pero a la vez, permitieron que los usuarios accedan a ellas sin salir de casa. Si bien es cierto, no poseemos las herramientas para compartir visitas virtuales constantemente o experiencias interactivas; no obstante, intentamos que, a través de conversatorios, recursos educativos o productos audiovisuales, nuestros públicos se acerquen a ellas.

Los museos deben cambiar sus enfoques para comprender y satisfacer las necesidades de las diversas audiencias que los visitan, ya sea personal o virtualmente, y tener siempre presente que esas necesidades y expectativas cambian con el tiempo. Por tanto, la agilidad también es un factor clave. Es un enfoque nuevo que requiere flexibilidad, apoyo y aceptación de que las nuevas ideas y el espacio para la creatividad, son tan importantes como los procesos y la investigación probados (EVE MUSEOS, 2021).

Sabemos que después de la pandemia la utilización de las TIC’s, en nuestro museo, no puede limitarse únicamente a la implementación de pantallas o recursos electrónicos dentro de las salas de exposición; tendremos que renovarnos continuamente para solventar las necesidades de la nueva comunidad que estamos formando.

El camino que tenemos que recorrer para convertirnos en un ‘Museo 2,0’, es largo y lleno de rutas desconocidas para nosotros como equipo, pero soñamos con la posibilidad de que el Museo del Carmen Alto sea un espacio inclusivo, que fomente la apropiación del espacio por parte de los distintos públicos que tenemos hoy en día y a las nuevas comunidades de usuarios que en un futuro cercano queremos llegar.

Referencias

– EVE. (27 de mayo de 2020). Espacio Visual Europa. Obtenido de https://evemuseografia.com/2020/05/27/covid-10-museos-y-consecuencias-de-la-pandemia/

– EVE. (2018 de septiembre de 2020). EVE Inovación, Museos y Exposiciones. Obtenido de https://evemuseografia.com/2020/09/18/retos-de-los-museos-digitales/

– EVE MUSEOS. (05 de abril de 2021). EVE Innovación, Museos y Exposiciones. Obtenido de https://evemuseografia.com/2021/04/05/como-y-por-que-deberian-transformarse-las-experiencias-en-museos/

– Lippenholtz, B. (Enero de 2019). Voces en el fenix. Obtenido de https://www.vocesenelfenix.com/content/museos-inteligentes-una-puerta-la-democratizaci%C3%B3n-del-conocimiento-trav%C3%A9s-de-las-tic